domingo, 20 de marzo de 2011

VUELTEANDO POR EL DIQUE SAN ROQUE

         Me gusta la expresión de Kapuscinski ..."forma sendereante de andar" refiriéndose al andar de algún grupo étnico africano. Aunque el camino sea ancho, ese modo de caminar en fila india los lleva a una marcha silenciosa: es difícil mantener una conversación cuando uno va detrás del otro...


        Pero qué maravilla conversar -aunque se mezclen las voces- caminando por un lindo paisaje serrano con amigos del alma,juntos, rozándonos con el cuerpo y la mirada!!! Regalo del cielo    que no estoy dispuesta a desperdiciar!

        Ayer nos reunimos siete amigas-y tres maridos- a festejar tres cumpleaños. Y, la verdad, el motivo, que ameritó   velitas  regalos  palmas, termina siendo, en verdad otro: el encuentro. Esto es: mirarnos, reconocernos, contar y escuchar las últimas historias sobre hijos o nietos,por ahi una suegra, nuevo novio o amores contrariados, la escuela, la política, los relatos de viajeros;  todo es bueno, todo nos encuentra dispuestos al intercambio, la escucha del otro, el interés,la risa...Todo nos une alrededor de la mesa donde la
comida-generosa y rica- no ocupa un lugar protagónico; antes bien aporta al encuentro.
Tener como anfitriones  a Buby y  Susana, la Susana  del abrazo  la mirada y el corazón profundos y generosos como pocos, ya es un lujo.
       Todo en el lugar se confabula para nuestro gozo.
       Allá, al fondo, el lago San Roque surcado de velas que pinchan el cielo; bandadas volando coquetas que miran el reflejo de sus alas en el azul del agua. Más acá, verdor de árboles que empujan por llegar más alto; camino que sube y que baja, indeciso, sin poder encontrar el lugar exacto  para la mejor postal de un paisaje de veras hermoso!
      Aprovechando sol y cielo, aire y gozo, salimos a caminar y casi sin advertirlo, nos encontramos al pie de una casa cuya vista se impone.Es una propiedad de  Cristina (una de las siete) y su familia, quien descorre- con la sencilla naturalidad del que muestra un fruto sabroso- el velo que oculta una verdadera mansión: una construcción nueva, de hemosa línea arquitectónica; bello mobiliario y estupenda decoración...objetos de arte que acercan las voces de países lejanos; espléndida araña de arracimados caireles y 59 luces que vale más por su carga afectiva que por su poco franciscano valor monetario; cortinas soñadas, deliciosas maderas y diseños; calidez en colores y exquisitos detalles. Nada está de más: todo suma a su propio valor, el del enmarque, la ubicación, el ámbito. Es tan bello y valioso que nuestros elogios se atropellan y nuestras miradas  compiten por capturar aún más detalles.
     Necesitadas de aquietarnos, salimos a una pequeña terraza que, en lugar de poner un telón a tanto estímulo estético lo continúa, mientras se disuelve poco a poco alla,en el lago; aquí, en el cielo. Y escuchamos nuestras voces que dicen:"...y yo que vi tan linda mi casa al salir..."; o "...mi departamento debe valer lo que esta cocina"...; o " ...si yo canto feliz bajo mi linda ducha, sería la Calas cantando en este soberbio yacuzzi!!!..."

Y, como tantas veces, contrastando realidades cada uno se conoce un poco más, se asienta orgulloso en lo que tiene y le costó- no importa cuánto sea- porque es suyo y lo quiere, aunque disfrute y se admire mirando lo otro, lo ajeno. Lo también bello.

      Cuando atardece, empezamos a despedirnos.
      El deseo de renovar el goce del encuentro nos hace pensar cuándo y cómo podremos.
      Camino de vuelta en el auto de Sarita, con Marta y Fernanda, también disfruto de las luces, el aire, el paisaje...los ecos de la alegria del día. Guardo en el pecho el placer de la amistad y el sentido de pertenencia a esta pequeña pero querida cofradía; ellos  me acompañarán cuando entre a casa y- como tantas veces- me siente a la mesa y mirando mis manos me repita una vez más cuáles son las "cosas" que conforman mi tesoro, cuánto valen y cuánto debo cuidarlas.